miércoles, 18 de febrero de 2009

Frost vs Nixon

Película excelente con una limitación importante.
Vayamos con lo de "excelente": la dirección, el guión, los actores... Difícilmente superable. La limitación: la historia real sobre la que gira el argumento no deja de ser una anécdota.

La película habla de la entrevista del periodista David Frost al expresidente Nixon. Habían pasado un par de años del Watergate y la dimisión de Nixon. Ford, su sucesor, le perdonó nada más aterrizar en el despacho oval todos los pecados habidos y por haber. El pueblo americano se quedó sin saber qué pasó realmente, cuál fue el papel de su presidente en el desastre del Watergate.

Paralelamente, Frost buscaba un pelotazo que le devolviera el prestigio y fama más o menos perdidos. Nadie apostó por él, un perfil "talk show", para entrevistar a Nixon. Su lucha por conseguir los medios que le permitieran entrevistar a Nixon (que pedía 600.000 dólares de la época por conceder la entrevista), es uno de los grandes puntos de interés.

Por otro lado, Nixon pensó que podría lavar su deteriorada imagen pública toreando a un periodista supuestamente de tercera fila como David Frost, y contarle al mundo las muchas cosas positivas que hizo por Estados Unidos antes del Watergate.

La lucha de egos y mentes es apasionante, así como los círculos de intereses encontrados que rodeaban a cada bando. No obstante, cuesta olvidar que, en realidad, aquella entrevista fue una mera anécdota (Nixon estaba retirado, y aquel encuentro no tenía ninguna posibilidad de cambiar la historia). Es decir, lo verdaderamente grave fue el Watergate en sí mismo, lo que dijera un protagonista 2 años después roza lo anecdótico. Pero, superada esa barrera, detrás del famoso periodista y el expresidente odiado, hay dos personas de carne y hueso, con sus problemas e intereses propios, que disputan una batalla noble e inteligente para conseguir sus propios objetivos. Eso le devuelve el interés. Probablemente no es una película que pasará a la historia del cine pero es inteligente, interesante, entretenida y está muy bien hecha. Está contada, por cierto, al estilo clásico, en realidad es una obra de teatro convertida en película; como anécdota, Michael Sheen, que ya estaba interpretando a Frost en Broadway, recibió la oferta para participar en la película un lunes, y el jueves siguiente estaba rodando.

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