sábado, 28 de febrero de 2009

Vicky Cristina Barcelona


El nombre es casi tan estúpido como la película. Parece escrito por un niño de 8 años en la redacción de la clase. Más o menos, todo es así en la última obra de Woody Allen.

Desconfío de los autores tan prolíficos. Cuando Calamaro editaba discos con 200 canciones, se salvaban 2. El resto eran copias, parodias de uno mismo. Con Woody Allen ocurre algo parecido. De sus películas de los últimos años se salvan muy pocas, y Vicky Cristina Barcelona no se cuenta entre ellas.

Diálogos infantiles, situaciones absurdas, y la presentación de Barcelona desde el punto de vista más cateto posible. Parece pensada para triunfar entre los ciudadanos de la América profunda con encefalograma casi plano. Ups, ha sido más o menos así.

La banda sonora es mala hasta causar dolor. Los personajes son planos. La famosa actuación de Penélope Cruz es muy buena. ¿Para un Oscar? Es un papel menor en una película pésima. Es cierto que ella es lo mejor de Vicky Cristina Barcelona, pero no se puede comparar, por ejemplo, a su personaje en Volver.

Woody Allen ha tenido el acierto de volver a triunfar en USA, donde pocas de sus películas han conseguido buenas críticas y recaudaciones. También ha llevado a la primera actriz española a un Oscar. Algunos dicen que la película no la rodó él. Quizá haya sido un juego, una tomadura de pelo premeditada, harto de sus fracasos en su propio país, "aquí teneis lo que queréis, banda de palurdos". Si es así, VCB es una obra maestra que intentaré premiar con el más rotundo de los olvidos.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Frost vs Nixon

Película excelente con una limitación importante.
Vayamos con lo de "excelente": la dirección, el guión, los actores... Difícilmente superable. La limitación: la historia real sobre la que gira el argumento no deja de ser una anécdota.

La película habla de la entrevista del periodista David Frost al expresidente Nixon. Habían pasado un par de años del Watergate y la dimisión de Nixon. Ford, su sucesor, le perdonó nada más aterrizar en el despacho oval todos los pecados habidos y por haber. El pueblo americano se quedó sin saber qué pasó realmente, cuál fue el papel de su presidente en el desastre del Watergate.

Paralelamente, Frost buscaba un pelotazo que le devolviera el prestigio y fama más o menos perdidos. Nadie apostó por él, un perfil "talk show", para entrevistar a Nixon. Su lucha por conseguir los medios que le permitieran entrevistar a Nixon (que pedía 600.000 dólares de la época por conceder la entrevista), es uno de los grandes puntos de interés.

Por otro lado, Nixon pensó que podría lavar su deteriorada imagen pública toreando a un periodista supuestamente de tercera fila como David Frost, y contarle al mundo las muchas cosas positivas que hizo por Estados Unidos antes del Watergate.

La lucha de egos y mentes es apasionante, así como los círculos de intereses encontrados que rodeaban a cada bando. No obstante, cuesta olvidar que, en realidad, aquella entrevista fue una mera anécdota (Nixon estaba retirado, y aquel encuentro no tenía ninguna posibilidad de cambiar la historia). Es decir, lo verdaderamente grave fue el Watergate en sí mismo, lo que dijera un protagonista 2 años después roza lo anecdótico. Pero, superada esa barrera, detrás del famoso periodista y el expresidente odiado, hay dos personas de carne y hueso, con sus problemas e intereses propios, que disputan una batalla noble e inteligente para conseguir sus propios objetivos. Eso le devuelve el interés. Probablemente no es una película que pasará a la historia del cine pero es inteligente, interesante, entretenida y está muy bien hecha. Está contada, por cierto, al estilo clásico, en realidad es una obra de teatro convertida en película; como anécdota, Michael Sheen, que ya estaba interpretando a Frost en Broadway, recibió la oferta para participar en la película un lunes, y el jueves siguiente estaba rodando.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Slumdog Millionaire


SLumdog millionaire es una buena película, excelente en algunos aspectos, mediocre en otros, que los medios quieren convertir en una obra maestra. De la misma manera que la propaganda de Goebbels convencía a la gente del peligro de los judíos, los medios quieren convertir a S.M. en la película del año. Está de moda. Es arriesgada (cierto). Es diferente (cierto) a las grandes producciones de Hollywood que tanto molestan, aunque algunas sean muy buenas, incluso mejores.

Da igual que la historia sea totalmente inverosímil. Es una pena, porque SM pone sobre la mesa la forma espantosa en que viven millones de personas en la India. Y además lo hace a lo grande, con una dirección soberbia y una fotografía impresionante. Demasiada realidad. Vamos a calzar un final feliz. Lo venderemos como una comedia, a la crítica le pondrá nuestro rollo bollywoodiense, y nos haremos pasar como la típica "película independiente de bajo presupuesto se cuela en los Oscar", mientras sacamos el careto en todos los buses de Barcelona. Básico el "conmovedora" bien grande de algún crítico pedante.

Basura aparte, y pese a algunos fallos importantes, es una película muy recomendable.